Entre las paredes podridas de mi latido,
reposa suavemente cual felina,
y como si los recuerdos la dibujasen,
mas su mirada intacta reposa sobre la mía,
solo se hace amante de las expresiones,
durmientes en letras mudas,
bañada por la sombra de su pelaje,
inundada entre colores de noche,
con su mirada materna,
descansa retratada,
sobre el marco de mi ventana,
indiferente a los tiempos,
como si la eternidad fuese su amante,
vigila y refleja sus ojos,
cada sinfonía de mi carne,
atendiendo a mis suspiros,
es testigo de cada uno de mis llantos,
pero solo descansan sus frustraciones,
al dibujarse alas que no volaran,
envidiando a cual ave cantora,
que danza mentiras sobre el cielo,
he allí Juana Rosa Carlota,
quien quisiera imitar a las aves,
presa en su envidia felina,
de la cual su mirada roba mis letras,
desperté y le dije:
"gata del demonio,
quien te posas sobra la ventana,
encerrándome en oscuridad,
arrancando la luz de mis ojos".
Como apagando mis lamentos,
y ensordeciendo el momento,
rasguñando un susurro dijo:
-Nunca Más-
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